NADAR, NADAR, PEDALEAR, PEDALEAR, CORRER Y CORRER...


..no sé si me habré equivocado, no soy de los que planean con mucha antelación, pero había que tomar una decisión y la tomé. No habrá marcha atrás.

Buenas!

Un mes desde la última entrada, un mes de disfrutar lo realizado, de descansar entre comillas y de plantear un poco el año. Así que me pongo manos a la obra y resumiré un poco estos días pasados.
Lo primero fue disfrutar de lo conseguido por mis compañeros y por mí en la Maratón de Sevilla. Fue casi un pleno, lástima de Jesús y su lesión. Todos muy contentos, algunos hablando ya de la 27 Edición. Lo mejor: el buen ambiente del grupo y que seguimos buscando nuevas metas. Nuevos retos que harán que pasemos un montón de tiempo juntos, con sus consiguientes risas, charlas y buenos momentos.
Personalmente quedé muy contento de mi participación en Sevilla, hasta última hora pensé que las molestias iban a impedir mi participación, menos mal que no fue así. Eso si, he de confesar que tras la maratón, he pasado unos días bastante tocado, nada de correr, poca bici y bastante natación. Las molestias en pubis y aductores me aconsejaban un buen descanso. El lunes ya estaba nadando, más que nadando haciendo unos ejercicios con vistas al curso de natación que haría el fin de semana siguiente.
Todo tiene sus detractores y partidarios. Pero como, en mi caso, mal no me iba hacer. Me apunté a un curso de Total Inmersión en Madrid. Fueron dos días de recibir mucha información, tanto teórica como práctica. Bastantes horas de agua, frío y sobre todo de aprender. Buen fin de semana, caras nuevas con las que espero volver a coincidir y muchos deberes para las siguientes ocho semanas. Creo que algo positivo me traerá este curso de TI, tengo mejores sensaciones en el agua. Estoy en mi quinta semana de ejercicios, con muchas ganas de nadar, pero como buen alumno me estoy obligando a practicar. Ya llegará la hora de mirar el reloj y ver si voy más rápido o no. Yo soy de los que ve el lado bueno, otros le ven el lado malo a casi todo. Alguno de estos últimos me desaconsejó el hacer el curso, por pensar que no sirve para nada. Seguro que más de uno de ellos se afeita a escondidas con esta maquinilla.
Tras el fin de semana en Madrid, vuelta a Marbella. Nada había cambiado, seguía lloviendo y yo con mis molestias, así que, poca variación en lo deportivo, más natación y un solo día de trotar. El siguiente fin de semana, a mi retiro cacereño, aprovechamos el puente en Andalucía para pasarlo en Romangordo. Que bonito estaba, mucho verde y agua por todos lados. Los tres días lo dedicamos a estar juntos, Rosa, el pequeño Ciro y yo. Muy buenas caminatas campestres, en tres días sumamos más de cuarenta kms.. El paisaje y los nuevos amigos invitaban a pasar el día al aire libre. Sigo pensando que Romangordo es un sitio ideal para plantearse unos días, su tranquilidad y entorno, hacen que sea un sitio ideal para entrenar y disfrutar.
De nuevo en Marbella, más lluvia, esto no cambia. No recuerdo tantos días de lluvia. Pero habían pasado dos semanas tras Sevilla y el cuerpo me va pidiendo más movimiento. Continuo con la natación y algunos días de correr. Y ¡por fin! puedo sacar la bici. Primero kilómetros, menos mal que esto no se olvida. En pocos días espero que mis piernas vuelvan a tener fuerza para mover los pedales.

Y terminaré aclarando el inicio de esta entrada. He de confesar que no me hacía mucha ilusión hacer un ironman y menos tras escuchar a un buen amigo tras finalizar su buena participación en el de Lanzarote, simplemente dijo: "...esto es nadar, nadar, pedalear, pedalear, correr y correr..poco más". Pero este año la unión de varios elementos me incitaban a pensar en participar, así que había que decidirse. Mi primera opción era Niza, pero iba a estar solo, me lo pensé demasiado y se cerró la inscripción. La segunda era Regensburg, allí coincidiría con bastante amigos y compañeros de Marbella. También me lo pensé mucho y me quedé fuera. Mal asunto. No había más IM a los que pudiera llegar en mi querida furgo, que es uno de mis primeros requisitos: llegar en coche. ¿Abandonaba la idea?... ¡a vivir que son dos días! ...llorarle un poco a la organización de Regensburg y conseguí inscribirme. El 1 de Agosto allí estaré. Eso sí, nada de preparación especial, ni de renunciar a mis queridas carreras de mtb, tampoco habrá bicicleta especial, ni casco aerodinámico, ni nada parecido. Será un revivir mi primera participación en Niza 94, recuerdo que solo entrenamos un día largo de bici y nadar, nada de nada, solo lo hacía en las carreras. No niego que seguiré entrenado y que en mi cabeza rondará la idea de hacerlo bien. Siempre he pensado que de participar en un IM, sería para hacerlo decentemente. No quiero batir marcas, pero si quiero venirme con buenas sensaciones. En el agua poner en práctica lo aprendido y aprovechar lo entrenado: en la bici disfrutar del rodar por un sitio nuevo: y a pie, por supuesto correr, "..correr y correr.." como decía mi amigo. Si así lo hago me vendré con la idea de haber competido. Si cambio el ..correr, correr... por un correr, andar...., la idea será haber participado. Ya veremos que pasa, tengo buena disposición y la suerte de contar con buenos "maestros" en la bici y en la carrera. De la natación no hablo, que seguro que sale algún detractor afeitado por aquí.

Uff¡¡¡ que entrada más larga. Perdón por el rollo. Os dejo algunas fotillos de esta última edición de Sevilla . La principal de hoy es la entrada en la pista del estadio en esta ultíma edición de la maratón de Sevilla, faltaban pocos metros para el km. 42. Espero disfrutar así en Regensburg.

Fotos: meta, otra, disfrutando

Saludos

p.d.: hablaría más de mis compañeros, pero como esto de los blogs, lo considero algo personal, prefiero y espero que lo hagan ellos.

UN GRAN TRIUNFO PEQUEÑITO


Nunca fui de planes a largo plazo. Se me dan mejor las salidas airosas improvisando sobre la marcha, cocinar según lo que hay en la nevera. Por eso pequé de presuntuosa al apostar nada menos que a un año vista por mi participación en la maratón de Sevilla 2010. Me las prometía felices en otoño después de correr por puro disfrute tiradas de 90 minutos durante el verano y repetir mi mejor marca en media maratón en los 21 kms de Marbella, igualando el tiempo y nivel de pulsaciones del año anterior tras tres meses de programa de entrenamiento. Pero se me va la luz en invierno y la pila no me duró más allá del puente de Diciembre. Las sobrecargas se materializaron en contracturas musculares que fueron ascendiendo en cadena desde mi pantorrilla hasta llegar al cuello y provocarme un episodio parecido al vértigo, uno de esos que yo pensaba propios de maruja hipocondriaca o de simuladores de bajas laborales.
Miguel, el encajador de huesos, con su humilde sabiduría fue deshaciendo nudos conforme yo los rehacía empeñandome en seguir un programa que claramente no está hecho para mí. Agoté la paciencia parando a ver qué tal, y al final me planté en febrero, con unos cuantos rodajes largos, un día de cuestas y un par de sesiones de series como toda preparación, sin continuidad, sin referencias de carreras. Como para no participar.
El domingo anterior al maratón salí sola a correr por los carriles de Istán. Para ver cómo respondían mis piernas, pero sobre todo para reconciliarme con el correr. Me sabe amargo decir que esta temporada no he juntado muchas buenas sensaciones de mis ratos corriendo; más bien estaba deseando acabar con ello para hacer lo siguiente, y sé que la esencia de la vida es disfrutar el momento. Éste. Gracias al Melgar Team pude disfrutar de unos cuantos buenos ratos; los otros me los perdí perdida en mí misma. Cierto que mis circunstancias de horario laboral, la ausencia de compañeras de entreno y otras pequeñas cosas, hacían algo más difícil perseverar, pero no supe sacar voluntad o fuerzas suficientes.
Debí de guardarlas todas para el 14 de febrero. Había acordado conmigo misma que iba a correr porque nada me parecía peor que ir a Sevilla como espectadora, o quedarme en Marbella y perderme el gran día de mis amigos. Era consciente de que lo normal era no poder terminar,pero hasta ese kilómetro tenía que intentarlo. Para mayor desconcierto mi pulso desde el inicio se subió cinco pulsaciones por encima de las que llevaba el año pasado y el mismo domingo anterior trotando cómoda, pero si me ralentizaba hasta bajarlas me sentía forzada, de modo que apliqué la lógica beretiana de quedarme a ver por dónde revienta. Puedo decir que me pasé la práctica totalidad del tiempo de carrera haciendo repetidos chequeos de mi técnica de carrera de acuerdo con el recien leído capitulo cuarto del libro "El correr chi", a cuya teoría, por otra parte, estaba dando patadas en la base de la pirámide, saltándome eso de la carga gradual de kilómetros. Hasta el día en que llegue al capítulo séptimo, donde experimentaré el estado de gracia de la competición, de momento sé que es cuestión de economizar energía y de fluir... justo eso, la sensación de fluidez, es lo que me reporta la bici de carretera. Conseguir lo mismo corriendo debe de ser mágico. Ya os contaré.
El caso es que con tensiones musculares varias y migratorias, dolor articular casi permanente en la cadera derecha y el pulso metido en 160, pasé la media en poco menos de dos horas, casi un minuto más rápido -o menos lento- que el año anterior. Algo antes del kilómetro 18 había coincidido con Mari Carmen, que podía permitirse ir hablando relajada, mientras mi estado era tan precario que me esforzaba en economizar el aliento. No me empeñé en seguirla, cada cual ha de guiarse en su propio camino.
No sé si fue la anticipación al tomar un gel de glucosa en el km 24, pero este año no hubo muro. O quizá el muro duró 40 kilometros y el bosque no me dejó ver el árbol. La cuestión es que fui bastante regular de ritmo y mi pulso fue subiendo gradualmente fruto de la fatiga. A las 2 horas y 33 minutos salió el sol. Gran alegría al llegar al punto donde el año pasado rebasé a Diego sabiendo que no lo iba a encontrar allí. Cuando el recorrido de la carrera sale de las calles céntricas de Sevilla y deriva hacia el otro lado del río, el cansancio hace mella en mi ánimo, pero sé que no falta mucho para enfilar en dirección al puente de los tirantes, desde donde ya se adivina el estadio. Cuando me he recuperado del bache, ya cerca del parque del Alamillo, se dispara la alarma: la contractura irreductible del gemelo interior derecho que lleva meses haciéndome compañía amenaza con hacerse protagonista. Me veo teniendo que parar, pero decido que nada de estirar un poco, que si dice que hasta aquí hemos llegao me paro, pero hasta entonces sigo un paso más. Y otro. Ufff¡ hasta había mirado alrededor esperando ver aparecer al Gran Campeón con su bici inmortalizando su mordaz crónica de mi ocaso. Me faltan tres kilómetros para llegar, me concentro en convencerme de que puedo, el dolor pasa. Miro el cronómetro puesto en marcha en la salida y calculo que puedo llegar antes de las cuatro horas. Sólo tengo que correr un poquito más. Al entrar en el túnel doy las gracias a la vida por haberme regalado los diez últimos años, pienso en que para conseguir algo hay que darse a uno mismo la posibilidad de ser capaz, luego el tiempo y la vida lo colocan todo en su sitio.
Pasé toda la carrera concentrada en mi cuerpo, en sacar de mi mente los pensamientos emotivos que me encogían el corazón. Sé que en ellos está el origen de esta nube gris que ha minado mis ánimos durante todo el invierno. La vida me regaló la compañía de Libo, que nació justo tres días antes de que yo cayera enferma, se unió a nuestra singular familia cuando yo había recuperado la luz y nos iluminó con su perruna impaciencia y sentimiento hacia la vida durante todos estos años, apagándose de golpe bajo las ruedas de un coche. Sé hacer cosas aparentemente más difíciles, como correr más de 42 kilómetros sin haber entrenado, pero de vez en cuando me abruma esta vida bella y terrible.
Esta tarde pensaba que a ver si pasan los días de lluvia, me apetece salir a correr...
Gracias a esos duendes que me rodean y me soportan, los que gritan para que me levante y me ensalzan por saber caminar un paso más. Hacen que todo cobre sentido. Gracias.